Calláte Nepalí -Agustina Viqueira-

Quiero nadar. Donde sea cuando sea. Cuando me enojo, cuando no quiero ir a trabajar o cuando algo me sale mal. Sobre todo cuando no quiero ir a hacer alguna cosa pienso en nadar vestida, estilo pecho, en una pileta al aire bien libre y que sea de mañana y pienso que el sol me da en toda la espalda y las piernas que se mueven pegadas a la ropa blanca y tenso los músculos para avanzar de una punta a la otra. Y nado. Hasta que suena de nuevo el despertador y Celeste sale para el baño. Yo por suerte puedo seguir durmiendo y pensar en lo que me gustaría hacer si no tuviese que levantarme en un rato. Hoy viene Mauro al mediodía y debería ir comprando algo para el almuerzo. Sino pedimos las empanaditas del otro día esas que nos gustaron porque chorrean salsa. Si me despierto con ganas puedo ir encargándolas y las voy a buscar caminando. Aunque debe hacer un calor con este verano puto. Pero a la vuelta me manguereo en la terraza. A mi me gusta más refrescarme con manguera que tirarme a una pileta. Las piletas me gustan para nadar sino no sirven de nada. Como la pelopincho de Fara que es una mierda siempre con poca agua y tibia porque le da todo el sol en la terraza. Fara dice que soy mala porque al final sólo uso lo que me gusta nada más y le hice una pregunta obvia si ella prefería que yo haga lo que ella quería; entendió todo lo otro y me dijo que por éso también era mala ja!. Pensé que se podía ir bien a cagar con sus planteos pero nada mas le dije que iba a hacer como que no había dicho nada. Ah y también le repetí que prefería la manguera y bajó de la terraza. Cuando baja así es porque no me banca más y yo me doy cuenta pero no me molesta porque yo también tengo días que no la banco que directamente no la soporto pero se los dejo pasar. Ella en cambio baja las escaleras con la punta de los pies, apurada. La entiendo igual. Fara vive sola en su casa y no es fácil, tiene miles de responsabilidades además del trabajo y capaz le perdono que no tenga las cosas bien preparadas cuando la voy a visitar. Igual a mí no me gusta invitar si no es con todos los lujos. Yo que sé, soy así. Se ve que hay otros a los que no les importa cómo recibir sólo quieren tener bullicio quilombo anécdotas. Como cuando nos juntamos en lo de algún amigo de Mauro y tomamos Fernet con Coca pero hay que llevar la gaseosa y el Fernet. Que ni se me ocurra querer comer algo. Tenemos que comprar todo nosotros. Nadie te atiende como visita. Con esto de la amistad la confianza la comodidad, en definitiva es vagancia disfrazada de amistad. Más que vagancia, conveniencia diría porque quién no quiere invitar a que otros traigan cosas a tu casa y si en una de esas sobra algo ja! se lo comen al otro día que encima es más rico. Vivos. Eso son vivos. Pero está bien. Yo en el fondo siempre prefiero salir que invitar. Como ahora prefiero nadar que ir a encargar las empanadas. Que traiga él algo ja! Quisiera nadar o que no venga Mauro. Pobre de mí qué infeliz soy que Mauro va a venir igual y no tengo donde mierda ir a nadar.

Calláte Nepalí -Agustina Viqueira-

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